Hoy día, gracias a las baterias recargables, no forman una parte tan activa de mi personal batalla con la electrónica como ocurría antes.
Recuerdo como con el walkman, escuchando musica en formato cassette (si, que pasa, yo he escuchado música en un formato que no era el CD!), las pilas duraban un suspiro.
Y entonces era cuando entraban en juego todas esos "remedios de la abuela", mezclados con trazos de leyenda urbana, que rodeaban a las pilas.
- "Mordiéndola cuando se gasta, te dura un poco más" - me decía mi hermano, mientras lo miraba estupefacto meterse aquello en la boca.
- "La meteré en el frigorífico un rato, verás como funciona" - decía mi madre con cara de orgullo, como el que conoce el secreto de la fuente de la vida.
- "Deja que le de un par de martillazos" - me dijo mi padre mientras yo lo miraba horrorizado acercarse a mi preciado walkman.
Si señores, los cientos de métodos caseros para obtener apenas unos segundos más de energia en tu cacharro electrónico, eran bastante surrealistas.
Pero... ¿a que viene toda esta historia del abuelo cebolleta?
Navegando por la red encontré la noticia de unas pilas que se pueden recargar usando líquido. Fabricadas por japoneses, como no, y pensadas principalmente para cosas que se vayan a poner en lugares de dificil acceso.
Vale, pilas recargables con agua, ¿y qué? me direis.
Pues que la gente es perversa, de pensamientos impuros. Y algun internauta sugirió que, si funcionaba con líquido, entonces funcionaría meándote encima de la pila.
Efecticamente, la orina es liquido....
En poco tiempo se corrió un rumor por algunas páginas web publicando la noticia de "
Pilas que se recargan con la orina".
Y entonces me encuentro atrapado en un flashback... donde veo a mi hermano mordiendo la pila, a mi madre con una bolsa de plástico metiéndola en la nevera y a mi padre martillo en mano.
Y claro, ahora también me imagino a mi perrita Peki, subiendose a la mesa y meando encima de mi walkman....
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