TaRaS LaS Que QuieRaS
Las Seis de la Mañana y mi cabeza encajada en la almohada. Aun es de noche. Solo he dormío cinco horitas; las que me han dejao. Tengo que coger un bus para volver. No quiero. Salto de la cama, aun sin calefactor. Ropa, mi ropa calentita. Lávate. Come algo. Tengo que ir a Currar. Una hora de camino en bus. No tengo taquilla. Suena una sirena y todas agolpadas para tickar. El tiempo es Oro, Oro parece.. A la línea ¿Se puede hablar? Ni mú. Las horas pasan y seleccionamos el producto mientras las máquinas toman velocidad y nuestros brazos y piernas se acostumbran a la firmeza y el movimiento. Quiero ir al Servicio. Da igual a la hora que vayas, siempre encuentras dos compañeras que te ven hasta arriba de trabajo y solo saben mirar y reír. Carta Blanca al enchufe. Te tienes que callar. Privilegios para las “viejas”, lucha individual no colectiva. Egoísmo. Hora del almuerzo. No encuentro asiento en el comedor, ocupados. Me aíslo y salgo de allí hacia el muelle, me siento en una caja. Los mejores recuerdos que conservo son las sonrisas de mis compañeras que en mi misma situación compartían esas horas de recreo conmigo. Quiero descansar. Vuelta a Trabajar. Modorra. Mi jefe me observa y no se corta en criticarme, no tengo suficiente con el cansancio físico, también quieren destrozarme el moral. Subo a las nueve horas de trabajo a la oficina y me dicen que no me puedo ir. Les falta decirme “Quédate a ver si revientas” Busca un Sindicato, alguien con quién hablar. No está. Te tratan mal. Despiden a compañeras injustamente. Te quieres ir, pero no sin antes darte a conocer. Localizas un Director. Solo te pregunta que número eres ¿Acaso mañana te vas a acordar? Perdí bastante peso, eso sí. Trece y Catorce horas currando para ganar cuatro duros, llegar a casa y planchar oreja que en cuatro-cinco vuelve a sonar el despertador.
La Chica del pero para la pera ¡Ay que Cruz!
Manzana
Manzana
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