ElePHaNT

Vigoroso, impactante y poético relato pseudo-documental de la matanza en el Instituto de Columbine en Estados Unidos. A sabiendas de que desde el primer minuto el grueso de la trama es conocida por el espectador, Gus Van Sant se burla de la obviedad en su inteligente puzzle narrativo y consigue abarcar cada arruga de ese gran elefante llamado agresividad atiborrando de suspense lo que es, en apariencia, un costumbrismo amable. Como un Bergman sin el componente trascendental, mucho más terrenal y periodístico, el film plantea preguntas que no pretende dilucidar ni responder certeramente. Aquí el peligro no remite a relaciones causa-efecto, ni se reparten culpas a discreción. La violencia responde a una dialéctica más compleja: al deseo de destrucción, a la apatía y al odio como gélida arma asesina. Sin llegar a juzgar ni justificar los hechos, Van Sant hace una captación angustiosa y desasosegante del ambiente previo al caos, un sostenimiento continuo del clímax, que incluso goza de una mayor fuerza en los antecedentes que en el catártico acto criminal, espeluznante por otro lado.