Mort

CAPITULO 3: BARRIO PELIGROSO

Siempre me pasa lo mismo, la promesa de un buen trago de Grog me nubla la mente.

SeGuiR LeYeNDo...

Y no es la primera vez que me meto en líos por soñar despierto, pero es que en esta ocasión las cosas no pintaba nada bien.

De camino a la taberna, y gracias a que mi mente se encontraba en un estado al que denomino pre-alcoholico, nos desviamos un poquito de la ruta aconsejable para terminar paseando por uno de los peores barrios de la ciudad. El que la gente cerrase puertas y ventanas a nuestro paso no parecía molestarle a Mort, pero el que un par de individuos de aspecto sospechoso estuvieran esperándonos de pie al fondo del callejón no hacia presagiar nada bueno.

Los individuos en cuestión eran maleantes comunes que habían salido al olor de presas fáciles deambulando por un territorio que no era el suyo. El más bajito llevaba un montón de joyas en los dedos, y no tenia pinta de representar una gran amenaza. El problema era el compañero. Un armario ropero de 2 metros de altura, con una espalda tan ancha que podrías dibujar un mapa mundi y te sobraría sitio para poner notas.

Analizando la situación lo vi muy claro. Si hay bofetadas, me pido el pequeñito, pensé.

Lo mas extraño de todo es que Mort parecía que ni se había dado cuenta de nuestra situación. Seguía caminando tranquilamente, acariciando el gato callejero que había cogido y parecía irradiar un estado de calma a su alrededor que no se si era mas alarmante que la amenaza que teníamos enfrente.

Cuando llegamos al final del camino, se adelantó un poco el más pequeñito:

- Disculpen forasteros, me temo que voy a necesitar que me entreguen todos los objetos de valor que tengan - dijo mientras se limpiaba las uñas de las manos con una navaja plateada.

- A mi no me gusta hacer este tipo de cosas - continuó explicando - pero es que aquí mi amigo "El Tenazas" tiene unos gustos muy caros y tal como está la vida hoy en día no son fáciles de mantener, ¿saben vds.? -.

El compañero se irguió un poco más si cabe, esbozó una sonrisa macabra dejando entrever una dentadura donde faltaban unos cuantos dientes.

En estos momentos hay que mantener la cabeza fría. Es lo que dice todo el mundo. Hay que analizar y sopesar las posibilidades. Entonces decidí echar mano de un truco que nunca me ha fallado.

Me acerqué al pequeñito mientras sacaba mi cartera cuando grité:
- Mira, detrás de ti, ¡un mono con 3 cabezas!"

Vale, no era una buena idea, pero había pensado usar la distracción para darle una patada en la entrepierna para luego poner pies en polvorosa.

Naturalmente el truco no funcionó y me encontré con la mano del gorila agarrándome el cuello mientras me zarandeaba como el que intenta desprenderse de la pelusa de un pantalón de pana.

Cuando ya lo daba todo por perdido, me di cuenta que Mort había dejado el gato en el suelo y se dirigía directamente donde estaba el pequeñito.