BeaTuS Ille
Solo espera el día definitivo y próximo, la hora en que subirá por el costado izquierdo rozando el tibio tejido rosa de los pulmones y luego rodeando el corazón antes de oprimirlo, cerrando en torno a los latidos del miedo el anillo de la asfixia, como un ciego animal que hubiera sido incubado en el pecho para cumplir dia tras dia el plazo larguísimo de la angustia y de la deseada muerte.
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